
Después de mucho tiempo insistiendo, por fin mi compañera y amiga lo ha conseguido. ¡Palomilla, ya he ido al sitio que te encanta! Ella sabía que me enamoraría, me conoce. La comida, el entorno y la biblioteca.
La primera vez que lo intenté, reservé y tuve que cancelarlo porque me pillé el trancazo de mi vida. Todavía coleando éste, ayer pasé por delante y me animé. Me la jugué porque si no reservas, se te complica. La última mesa. La última mesa en la biblioteca. Una pareja entró dos minutos después, mientras esperábamos a que nos prepararan la mesa, y se fueron con las ganas. Parece que la suerte estaba de nuestro lado.
Grandes cristaleras constituyen las paredes. La cocina en el centro, a la vista de todos. Los olores se mezclan pero no desagradan. La barra bordeando donde los cocineros hacen su magia, permite sentarse y disfrutar de la comida y de lo que allí se cuece. Aun así, puedes sentarte en una mesa o ir a la terraza. Disfrutar entre árboles de una carta y un servicio maravilloso. Lo mejor, el horno de leña. Una llamada a pedir uno de sus platos hechos alli.
En la carta conviven platos como hamburguesas con croquetas, pizzas o ceviche, platos clásicos con un toque original, gratin de hinojo, porchetta, ragú de carne al vino tinto o toques de martini blanco. Una carta con no muchos platos, pero muy variada y donde todo son tentaciones. Echa un vistazo a su carta pinchando aquí.

No nos hemos resistido a las croquetas de berenjena y parmegiana. Para completar los entrantes, las patatas Buthan. Ambos platos una delicia, el pan voló para acompañarlos.
De segundo, y casi olvidando los postres, pizza de verduras a la brasa con harina integral y merluza con gratin de hinojo. La pizza cocinada en el horno de leña es lo mejor que puedes pedir. La textura crujiente de la masa y las verduras con ese toque a la brasa , harán que te enamores. No dejes de lado la merluza. Riquísima. Se deshace según metes el tenedor, la salsa está buenísima pero si lo acompañas con el hinojo, de sabor muy característico, no te arrepentirás. Quizás el plato que más me gustó.
Como siempre, y haciendo hueco para el postre, nos decantamos por una de mis debilidades: cheesecake con frutos rojos y crumble. Textura jugosa y contraste de sabores. Muy buena.
Tenía razón Palomilla y el sitio es maravilloso. El entorno y la comida. Especialmente si puedes comer entre libros. No solo de arquitectura, J. R. R. Tolkien también estaba alli. Y para alguien tan friki como yo, eso fue la guinda del pastel.
Anímate a ir a este sitio y no te olvides de reservar. Si te gustan los libros, entre ellos, la comida sabe mejor.

Colegio de Arquitectos
C/ Hortaleza 63, 28004, Madrid
915 249 464