
La historia de las ciudades no solo se escribe en los libros. Se refleja también en el idioma, en la cultura, en su gente. Podemos descifrar detalles en edificios, reconocer el nombre de calles y saborear la mejor cocina en sus locales.
En un mundo donde vamos siempre mirando el móvil, nos olvidamos de levantar la mirada para admirar una ciudad. Preferimos leer un Whatsapp a una placa, priorizamos fotos de Instagram a la realidad, y preferimos las historias de Facebook a las que nos cuentan los lugares.
Este fin de semana he iniciado una actividad muy friki pero de la que me he vuelto totalmente adicta. Mi fin de semana ha consistido en hacer, agendándolos como si hiciera encaje de bolillos, free tours por mi propia ciudad. Tan acostumbrada estoy a pasear por esos sitios, que no me paraba a pensar que una vez no fue así. Pasaba delante de la Plaza de la Villa sin reparar en los tres estilos que nos presenta, recorría la calle Bailén y ni siquiera me planteaba qué pasó en Bailén; daba vueltas entre las estatuas de la Plaza de Oriente y no me daba cuenta de lo que son. Cuando voy fuera no me importa hacer de turista, pero, ¿y dentro de mi ciudad?
Pero una no vive solo de cultura… para coronar el domingo: ruta gastronómica por cuatro locales centenarios de la capital: paso por la Antigua Pastelería del Pozo para comprar una empanada de hojaldre, visita a Lhardy para el clásico consomé al Jerez (va por ti, abuelo), y, de camino a San Ginés para el chocolate con churros de toda la vida, parada en La Mallorquina para una palmera de chocolate para llevar (merienda). Con esto, vuélvase usted a casa esquivando ovejas, pues el domingo 21 de octubre se celebró en la capital el Festival de la Trashumancia de Madrid.
En su web cuentan que es la pastelería más antigua de España, habiendo abierto sus puertas en 1830. Su fama le viene por la elaboración de un producto típico madrileño, los bartolillos (masas fritas en forma triangular elaboradas con harina de trigo), y los hojaldres.
Su nombre se debe a su ubicación en la Calle del Pozo, cuya leyenda tiene su origen en la Guerra de Sucesión Española, cuando unos soldados robaron del antiguo Convento de Nuestra Señora de las Victorias, entre otras cosas, dos espinas de la corona de Cristo. Interesados sólo por el oro, tiraron las espinas a un pozo. Los vecinos de la zona empezaron a notar que el agua del pozo estaba dulce y buena, cuando antes era oscura y amarga. Algunos enfermos que bebieron de ella se curaron inexplicablemente. Adquirió con ello fama el agua, por lo que numerosas personas acudían al pozo a beberla con la esperanza de curarse de sus males. En una de esas ocasiones, una mujer encontró flotando las espinas de la corona de Cristo. La leyenda cuenta que este lugar se llamó calle del Pozo en honor a este suceso.
Calle del Pozo 8, 28012, Madrid
Fundado, en el año 1839 por el francés Emilio Huguenin Lhardy. De siempre, lo más famoso es el consomé servido en el samovar (tradición introducida en el local en el año 1885), el cocido madrileño (servido a los «tres vuelcos») que ha venido a denominarse con el tiempo «cocido de Lhardy», y los callos a la madrileña. El restaurante posee seis salas decoradas al gusto del siglo XIX y comienzos del XX.
Aparece mencionado en numerosas obras literarias de los siglos XIX y XX. El escritor del 98, Azorín sentenció: “No podemos imaginar Madrid sin Lhardy”.
Como dicen en su web, el año que se inauguró Lhardy, todavía toreaba Cúchares, había aguadores por las calles y acababa de nacer la música de zarzuela. En este ambiente inalterable, con el estímulo de manjares y libaciones, se han decidido derrocamientos de reyes y políticos, repúblicas, introducción de nuevas dinastías, restauraciones, regencias y dictaduras.
Algunas curiosidades:
- Isabel II, con diecisiete años, hizo una visita de incógnito a Lhardy.
- Alfonso XII visitó más de una vez el restaurante Lhardy de incógnito, en sus gabinetes se reunía con el Duque de Sesto.
- Antonio Bernardini, un recluso de la Cárcel Modelo, logró engañar a los gerentes de Lhardy y recibió una cena entre rejas.
- De Lhardy hizo traer comida para sí y para los policías que lo detuvieron el famoso criminal Jarabo .
- La «Cofradía de la buena mesa» se fundó en 1972 en el «salón japonés».
Carrera de San Jerónimo 8, 28014, Madrid.
La churrería más famosa de Madrid fue fundada en 1894, conserva la estética de los cafés de final de siglo XIX. Si quieres más información, pincha aquí.
Pasadizo de San Ginés 5, 28013, Madrid
Otra pastelería fundada en 1894. El nombre del establecimiento se debe al origen balear de Juan Ripoll, uno de los tres socios fundadores (Ripoll, Coll y Balaguer). Por sus salones han pasado personajes ilustres madrileños de principios del siglo XX como Francisco Silvela o Raimundo Fernández Villaverde y algunos de sus más famosos clientes han sido Rubén Darío, Benito Pérez Galdós, Gómez de la Serna, Pío Baroja o Juan Ramón Jiménez.
No te pierdas sus palmeras de chocolate o su napolitana. Déjate llevar por el olor cuando pases por delante. Ya se sabe, de Madrid al cielo… pasando por La Mallorquina.
Calle Mayor 2, 28013, Madrid
La parte gastronómica la hice por mi cuenta, feliz de poder disfrutar de aquellos lugares que marcaron mi infancia y que me hacen retroceder años. Estos sitios no son los más modernos, ni los más lujosos muchas veces. No tienen platos de cantidades pequeños ni te lo sirven cocineros de renombre, pero son Madrid. Son la gente que en ellos se han reunido, son las veces que han unido a amigos o familias, son recuerdos, son historia.
Ahora vamos con algunas curiosidades de Madrid:
- El famoso símbolo de la ciudad, el oso y el madroño, tiene varias teorías. Unos dicen que es en realidad una osa. Algunas teorías dicen que representa la abundancia, maternidad y la forma de acoger la ciudad a los madrileños y a su gente. Otras teorías dicen que representa la osa mayor, estrella que antiguamente se veía muy bien desde la capital. Otros que es un oso, y cuentan la leyenda que se eligió un oso como emblema en homenaje a un oso pardo que el rey Alfonso XI cazó en uno de los montes cercanos a la capital.
- Las siete estrellas de la banda de Madrid simbolizan la Osa Mayor, otro de los símbolos de la capital.
- La calle más larga de la ciudad es la calle Alcalá, con más de 10 kms. La más corta, la calle Rompelanzas, con solo 20 m.
- La casa más estrecha está en la calle Mayor 61 y es donde vivió y murió Calderón de la Barca.
- La plaza de la Puerta del Sol sigue recibiendo hoy ese nombre por la disposición de sus calles con respecto al semicírculo que forma la plaza, que parece un horizonte (calle Mayor, Puerta del Sol y Carrera de San Jerónimo) y sus rayos (calle de Alcalça, calle del Carmen, calle Montera, calle Preciados, calle Arenal…).
- El restaurante más antiguo del mundo se encuentra en la capital. Es El Restaurante Sobrino de Botín, abierto en 1725.
- En la Plaza de Ramales podemos ver la planta de la iglesia que allí se encontraba, Iglesia de San Juan, y que contenía los restos de Velázquez. Solo tienes que mirar las piedras grises del suelo.
- Hay un trozo del Muro de Berlín en el Parque Berlín de Madrid.
- La Puerta de Alcalá no es simétrica.
- Hay un templo egipcio en la capital, el Templo de Debod.
- Aunque Madrid no tiene mar cerca… nuestro plato más típico es el bocadillo de calamares.
Espero que este artículo haga que la gente tenga más ganas de conocer esta ciudad, que quiera saber más sobre ella y que desee descubrir cada secreto..
Nota: las excursiones realizadas fueron: Lavapiés: castizos, crímenes y hazañas (con HistoAventura), Secretos ocultos del vCivitatisiejo Madrid (con HistoAventura) y Madrid de los Austrias (con Civitatis).