
Si conoces a alguien que haya ido, estoy segura de que tendrá difícil explicarte en qué consiste este restaurante. Parece un batiburrillo de cosas, pero todo está pensado. Cada aspecto de la decoración, la cocina a la vista, la forma de presentación. Es uno de los pocos sitios donde he visto que la experiencia de comer se presenta en 360º.

La comida, se vive y se disfruta. Parecen saber que quien va, busca algo distinto. Un lugar con fama durante mucho tiempo, pero que sin duda, sigue dejando sin palabras. Desde un columpio hasta una señal de tráfico. Desde neumáticos en el baño hasta una mesa llena de tarjetas de visita. Parecen un espacio de pequeños mundos. Como si tuviera la capacidad de que, dependiendo dónde te sientes y de los que pidas, la comida y la experiencia en el restaurante será distinta. Elige bien y déjate llevar.
Si no has tenido suficiente con la decoración, lee detenidamente la carta. Ahí te esperan nuevas sorpresas. Potito, dim sum de huevos a la cubana y tosta de vieiras con pimientos super confitados parecen convivir en un menú hecho para que la curiosidad fluya. Mac & cheese, hamburguesa, alcachofas, carillera o langostinos. Parece que no tienen muy claro hacia dónde van. Aún así te aventuras y pides, no sin antes preguntar. Los camareros te dejan con la miel en los labios y parece que están ahí para no deshacer tu nudo de dudas. Para que pidas y pruebes. Para que no preguntes de hecho. Pero si lo haces, son amables, atentos, van con el ambiente, con una sonrisa y parece que se divierten con tu desconcierto.
Tras mucho preguntar, meditar, debatir y descartar (más que esto último, fue más la curiosdad quien eligió) nos decantamos por un poco de todo. Esto nos permitió descubirir cuán distinto es cada plato. La presentación no es uniforme, los sabores de mezclan, los ojos engañan y los ingredientes son básicos. Pero entonces te descubres dejándote llevar por el plato. Por cómo te lo han traído a la mesa. Por cómo debes comerlo.
Aquí nuestro menú de esa noche:
El (famoso) Potito de La Gabinoteca (plato obligado y delicioso):
Alcachofas fritas (maravillosas):

Mac & Cheese:

Dim Sum de Huevo a la Cubana (original, muy bueno):

Langostinos en aceite (ni los caté, mi madre se los acabó):
Tosta de vieiras y pimientos super confitados (mmm, me pediría una ahora mismo):

Merluza en salsa de tomate (riquísimoplato):

Carrillera (gran sabor):

Son platos pequeños-medianos. Pero quisimos reservarnos para los postres. En un listado donde puedes pedir kriptonita, tarta de cumple, tarta del día con receta y otras lindezas… pues por primera vez en mucho tiempo, todos los de la mesa pedimos un postre.
Tarta de cumpleaños

Tarta de cerveza Guinness (Tarta del Día con Receta)

Tarta de Zanahoria (Tarta del Día con Receta)

Banoffee (Tarta del Día con Receta)

Es un restaurante que hace honor a su lema: «Comer y vivir». Y así es la comida aquí, experimentar. Dejas de lado ideas preconcebidas y te lanzas.
Recuerdo que mi madre me preguntó: «¿Qué es dim sum, hija?». Y solo pude responderle: «Yo sé lo que son, pero en este sitio, mejor no dejarse llevar por esa idea. Seguro que no tiene nada que ver.» Y no me equivoqué. Mereció la pena pedirse platos que nos eran familiares pero que nos desconcertaban por el nombre o por los ingredientes. Porque, al fin y al cabo, estás en el lugar donde los platos se reinventan y donde nada es lo que parece.

La Gabinoteca
C/ Fernández de la Hoz 53
28003 Madrid
913991500
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¡Reserva antes! ¡Y presentate con todos los que vayas a compartir mesa, si no, no podréis sentaros!
Recuerdo que lo aquí publicado ha sido para recordar sitios bonitos de Madrid. Ni este artículo, ni ningún otro, ha sido financiado por ningún restaurante.