
Sé que habéis estado ansiosos por el desenlace de este viaje que está durando más que el propio viaje en sí. Lo sé lo sé. Pero problemas técnicos con el blog, planes de crear otro, montaje de todo, caída de dichos planes, etc y nos hemos plantado en julio – casi – agosto. Lo lamento por mis fans. A vosotros seis os invitaré a unas cañas para compensar (que según con quién, no me sale ni rentable, ya lo digo).
Bueeeeeno, pues solo recordaros y poneros en contexto. Allá por noviembre del año pasado hice un viaje a Vietnam (sorpresa entre los lectores, lo sé), que duró 18 días, donde me decidí a recorrer todo el país, de sur a norte, pasando por sus sitios más emblemáticos relacionados con la guerra de Vietnam, conflicto bélico entre 1955 y 1975 para impedir (por parte de Estados Unidos) la reunificación de Vietnam bajo un gobierno comunista. Spoiler: no funcionó.
Esto a modo de resumen. Por supuesto, quien tenga más ganas, interés, ilusión por saber más, abajo el listado de artículos que he escrito con cada parada del viaje:
- Lo que me contó Vietnam. Primera parada: Ho Chi Minh
- Donde el tiempo se detiene: Hoi An (vía Da Nang)
- Hué, un pedacito de historia… y un puente de colores
- Parece que ya acabo porque llego a Hanói, pero no. Realmente esto es Sapa
___________Os voy a meter fotos aleatorias en el texto porque las fotos llegan al final del artículo y para que no os aburráis mucho___________
En algún artículo anterior creo que ya os comenté que de Hué viajé a Hanói pero en Hanói no estuve mucho, porque de ahí cogí tren a Sapa, volví a Hanói , para volver a ir en tren a Bahía de Ha Long. Realmente no estuve en la capital hasta después de Ha Long.
Dicho esto, ya aviso que esta parte del viaje fue más relajada y menos espesa a nivel de historia y guerra. También os diré que las cosas más raras me pasaron en este trayecto.
Por orientaros, escribo esto un 30 de julio pero a Ha Long fui un 11 de diciembre. Qué cuajo, madre mía… Y aquí, lo raro raro raro. Mi paciente compañera que me ayudó a montar el viaje (ig: wanderlust_travel_project) me sacó pantallazos de las opciones de desplazamiento, véase, bus o mini furgoneta, con su origen y destino, sus precios, sus horarios todo bien puesto. Vamos, le faltaba solo conducir a ella la furgoneta. No me saqué ningún desplazamiento interno hasta unos dos días antes, por si cambiaba de parecer. Así que cuando me metí en el momento de sacar los billetes, pues, no me preguntéis por qué, decidí hacerlo a mí manera. Y así me fue…
Vi que había billetes más baratos. ¡Y de tren! Un medio mucho más cómodo… ERROR. Para cuando me di cuenta que no estaba camino de Bahía de Ha Long sino de otra ciudad no muy cerca ya era demasiado tarde. Que cómo me di cuenta, pues porque se me ocurrió preguntar después de una hora y pico de tren a una pareja de europeos justo antes de que ellos se bajaran en su parada. Me miraron raro y me dijeron que creían que no iba ese tren para allá… Tsss, europeos, ni idea de la geografía vietnamita.
Ya preocupada y pasando otro (buen) rato en el tren, me lancé a preguntar a unos locales que tenía sentados delante. Señores de alrededor de 80 años, un matrimonio. Pregunté en inglés y por sus caras deduje que nada. Preguntar en francés ni lo intenté, porque pa qué, si yo hablo francés y parece que estoy hablando en ruso. Busqué en Google Bahía de Ha Long en vietnamita y se lo enseñé, y fotos. Se miraron entre ellos y me dijeron que no. Ahí entré en pánico. ¿Qué no qué? Muy amables me dijeron por señas que no, que ese tren no iba para Ha Long. A mí ya del pánico no me salían ni las señas y les hablaba al mismo tiempo (punto a mi favor, que no lo hacía gritando como cuando hablamos con gente que no habla nuestro idioma) y entonces la mujer me señaló los oídos de ambos y me dijo que no con la mano: eran sordos, ambos. Madre mía, aquello mejoraba a pasos agigantados. Cuál no debía ser mi cara, que me cogieron la mano y me trataron de calmar un poco. Me “dijeron” que me bajara con ellos en su parada, que de ahí podía coger otro medio para ir. Esto aquí en una frase, muy fácil, pero yo me tiré entre 10 y 15 minutos para entender aquello.
Pues oye, os diré que el resto del camino nos lo pasamos hablando por señas. Me contaron que tenían varios hijos y nietos, y me enseñaron fotos. Yo les dije que tenía una hermana y un sobrino precioso, que vivían en Australia. Les conté a qué se dedicaban mis padres y todo. Bueno, yo sé lo que yo quería decir, otra cosa es que aquella buena gente se enterara.
Yo ya estaba en mi salsa con aquella encantadora pareja. Hasta me comí una cosita que pasó en un carrito. Si alguien sabe lo que es, que me lo diga, por favor. A día de hoy no he encontrado nada sobre este aperitivito pegajoso que te dan envuelto en una hoja. ¿Sabor? Difícil de decir porque no sabía a nada. Carne, pescado, fiambre, patata. No sé, misterios.
Cuando bajé, como es costumbre en este país, te empiezan a rodear comerciales de transportes, taxistas, etc. Y vi un cartel que decía que podría ir a Ha Long en ferry. Cuando pregunto el precio, madre mía, el ferry para mí sola y por lo menos por lo menos, de oro y diamantes. Le dije a la mujer que no, pero que muy amable, que me dijera dónde estaba la estación de autobuses. Oye, pues que ella había venido a hablar de su libro y nada.
Abrí Grab pero no operaba en la ciudad donde yo había caído, para que veáis en la que me metí por ser más lista que nadie. Cogí Google para buscar la estación de autobuses. Poca batería. Venga, ahí, me estaba saliendo todo de lujo. Me paré en una cafetería y, atentos, pregunté a la chica el nombre de la ciudad porque, yo, ni flowers. Literalmente, no tenía ni idea de dónde estaba. Siempre ando un poco despistada en cuanto a ubicación pero aquello era insólito. A nivel ciudad suelo saber dónde estoy…
Escribí al hotel para decir que no llegaba en hora y que si era posible que alguien me fuera a buscar (los precios no son malos para esos servicios, a veces más baratos que otras opciones). Me dijeron que al no pedirlo con tiempo, no tenían a nadie disponible. Pero cómo iba yo a saber aquello, buena mujer… bueno, da igual. Cargué el teléfono en aquella ciudad de cuyo nombre no quiero acordarme y salí para la estación. Cuando llego, pregunto a un hombre que estaba con una mesa y una caja, a modo de información. Me dice que autobuses no, pero que mini furgoneta sí. ¿Os suena, no? Yo ahí visualicé la cara de mi compañera que me había recomendado ir en bus o en mini furgoneta. Pregunté precio y, para la zona, me sajaron. Vamos, hicieron el agosto conmigo. 200.00VND (7,34 €). Entre nosotros, hubiera pagado tres veces más si me lo piden. Yo solo quería irme de allí.
Después de esperar una hora para salir mientras observaba por una ventanilla cómo iban cayendo más turistas en la trampa, nos fuimos. Al cabo de una hora y media de viaje (madre mía, pero a dónde había ido yo en ese tren), llegué. Llegué a una estación. Pero no a la que yo quería. Más cerca estaba, eso sí, pero no estaba aún. Y volvió lo de siempre, taxistas y moto-taxistas pegándose por conseguirte. Saqué mi móvil y Grab… ¡sí! Rauda y veloz cogí un Grab que me llevó a mi hotel. Momento en el que llegamos y vemos que la dirección que consta en Internet y en las reservas… es una tienda de baños. Pero qué me estás contando. El conductor alucinado. Que no me quería dejar sola ahí. Más mono… pobre, estaba preocupado. Llama por teléfono al hotel y le dicen que sí, que el hotel está en la primera planta de la tienda de baños. Me dice que sí, que entre. Pero entro y veo que se queda esperando. Ya sale gente, hablo con ellos y le digo a mi guardaespaldas improvisado que gracias con la cabeza, que puede retirarse. Máxima puntuación para este chico.

Subo a mi habitación, todo bien. Salgo a dar una vuelta y a la vuelta pienso: la excursión, querida, se te ha olvidado. Cuando vuelvo a la recepción para preguntar por excursión, el que habla inglés se había ido y todos hablaban solo vietnamita. Nada, lo que Google no arregle, no tiene solución. Tras una hora intercambiando mensajes traducidos por Google Translate, dos niños gritando y pegándose entre los baños de la tienda y yo perdiendo la paciencia, consigo mi excursión. A tope.
Mañana siguiente, me levanto a las 4:00 h porque tengo que arreglarme e ir a otra isla, desde donde me recogen y la excursión comienza pronto. Aaaaay, amigos, aquello no iba a salir bien. Me meto en la ducha y con el champú en la cabeza, me quedo sin agua. ¿Hola? Esto es real. Bajé a recepción para ver qué pasaba. Nadie, solo baños me miraban. Subí por todas las plantas posibles a ver si había alguien. Nadie. Volví a la habitación por si había vuelto el agua. Cero. Había más probabilidades de que por allí pasara el que hablaba inglés que el agua. Aquí yo ya, sin haber comido, sin café, con el pelo lleno de champú y con el tiempo cada vez más justo… me fui a la planta de arriba que es donde estaba la cocina y donde había puertas cerradas alrededor, donde supuse, no habría huéspedes y me puse a tocar puertas y a pedir que alguien me hiciera caso. Oye, y me lo hicieron. Se me plantó la familia de 8 miembros que regentaba el hotel (y la tienda de baños, no olvidemos) en la habitación. Pero tal cual. Todos en pijama, entrando en el baño y mirando qué pasaba. Como el camarote de los hermanos Marx. Total, que después de 40 minutos, me dicen que no saben qué pasa pero que no hay agua. Les digo que me voy a otro hotel, que lo siento, que agradezco todo pero que no. Me dice la pobre mujer con la que intercambio mensajes en Google Translate que lo siente mucho, que no les ponga una mala crítica (no pensaba, pero bueno) y que no pague nada, que me lo devuelven todo. Me sabía mal pero me tenía que quedar 3 días allí y, llamadme loca, pero me quería duchar… Así que, Booking, mejor amigo 2 del viaje, me enseñó hoteles en la misma isla de las excursiones. Grab, mejor amigo 3, me llevó hasta ahí.
Y aquí ya todo mejora. Pude ir a mi excursión, disfrutar de la zona, más animada que la primera, el hotel estaba perfecto (Ivy Hotel Ha Long – 18, Alley 1, Vuon Dao, Bai Chay) – salvo por esa manía de poner la ducha encima del váter, que yo no termino de verlo, pero bueno -, zona de restaurantes, de actividad local… Lo mejor llega cuando por la noche, la isla entera se queda sin luz y todos los restaurantes y tiendas tuvieron que sacar pequeñas lámparas. Quedó precioso el paisaje, la verdad. El hombre del hotel agobiado porque se había ido la luz. Me venía a la habitación cada poco para decirme que lo estaba arreglando, que lo sentía. Pobre, yo no le había dicho nada y, entre quedarme sin agua y sin luz, mejor sin luz. La linterna del móvil fue buena compañera esas horas.
Cuando se arregló todo, también vino a contármelo a la habitación.
Son absolutamente encantadores.
A partir de aquí, poco más que contaros. No por no querer, es que esta zona del país es para hacer actividades y disfrutar del paisaje.
Estuve en el Quang Ninh Museum, donde puedes ver cómo era la cultura vietnamita alrededor del mar, su fauna, flora, los barcos… muy bonito. Realmente fui porque me pillaba en la zona del primer hotel. No sé si recomendaría desplazarse hasta allí solo para verlo. A mí me encantó, pero entiendo que no es lo más importante.
Excursión por la bahía… maravilloso ver en vivo lo que has visto en fotos muchas veces. En las fotos veréis que me emocioné al ver una con forma de elefante, como mi tatuaje. Otra con forma de un pollito y una gallina besándose (esto nos lo contó el guía) y otra que era el islote que salía en los billetes de 200.00VND.
Además, visitamos una cueva impresionante: Hang Sung Sot. Descubierta por los franceses en 1901 y originalmente llamada “Grotte des Surprises”, esta gruta es de piedra caliza kárstica. Se caracteriza por sus galerías naturales y está sobre el nivel del mar, desde donde hay vistas preciosas.
Parada para comer, obvio.
Fuimos a la isla Titop. Todo genial hasta que fui a comprar una botella de agua y me dijeron que solo refrescos o vodka. Esto último me aturdió un poco, pero bueno, no juzgo. Pero podría tener sentido teniendo en cuenta que en la entrada de la isla hay una estatua del cosmonauta Gherman Titov, quien visitó la isla en 1962 con Ho Chi Minh. Me quedé sin agua, eso sí. Vistas impresionantes.
Opción de hacer kayaking. Una, que es muy deportista y se la ve, pues se lanzó pero más por hacer favor que por otra cosa. Mi hermana puede dar fe de mis pocas habilidades con esta práctica. Como casi todo, pedían ser dos para poder participar. Así que un pobre inconsciente que no sabía de mis nulas capacidades me dijo que si podíamos ir juntos porque si no, se quedaba sin hacerlo. Ay, angelito, ay. Dije que vale pero le avisé de lo que podía pasar. Resultado: no salimos mal parados, no nos caímos y casi hubo un momento en el que llegamos a coordinarnos.
Cerré mi experiencia en Ha Long con una cheesecake de matcha y un té frío en Highlands Coffee, una de las cadenas más extendidas por Vietnam y a la que no había entrado hasta que pensé que me merecía una cheesecake.
Y me la merecía.
La vuelta a Hanói casi sin incidencias. Cogí mini furgoneta, pero por algún extraño motivo, había que ir cambiando cada poco de vehículo. En total, en un recorrido de unas 4 horas, cogí 3 coches. Cada vez más pequeños y con más gente. Una experiencia, pero al lado de la otra, casi aburrida.
COMIDA RICA, PERO NO MEMORABLE
Comida en el tren que, a día de hoy, no sé ni lo que es. Era pegajoso… Quién dijo miedo.
En el Son Doong Restaurant (A7-15 Monbay, Ha Long), que tenía un árbol navideño formado por nón lá, el sombrero vietnamita (no sé cómo se pluraliza en ese idioma). Me di un capricho.
Comida en el tour.
REALMENTE… QUÉ ES LA BAHÍA DE HA LONG
Es una extensión de agua de unos 1.500 km2 situada al norte de Vietnam, en la provincia de Quang Ninh (de ahí el nombre del museo), en el golfo de Tonkín, cerca de la frontera con China. La costa abarca unos 120 km y lo que vemos en las fotos, son elementos kársticos e islas de varios tamaños y formas (cerca de dos mil islotes e islas) que están en el Mar de China. Fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1994. Desde el 11 de noviembre de 2011 es una de las Siete Maravillas Naturales del Mundo.
Según una leyenda local, hace mucho tiempo, cuando los vietnamitas luchaban contra los invasores chinos provenientes del mar, El Emperador de Jade envió una familia de dragones celestiales para ayudarles a defender su tierra. Estos dragones escupían joyas y jade. Las joyas se convirtieron en las islas e islotes de la bahía, uniéndose para formar una gran muralla frente a los invasores, y de ese modo lograron hundir los navíos enemigos. Tras proteger su tierra formaron el país conocido como Vietnam. Ha Long significa «dragón descendente», un nombre que procede de una leyenda local.
Según otras versiones, las joyas eran perlas y la bahía fue creada cuando el dragón se lanzó al mar; al caer agitó la cola y esta golpeó la tierra ocasionando profundos valles y grietas que inundaron el mar.
La esencia real es recorrer esta zona en las embarcaciones típicas: pequeños barcos de madera que exteriormente mantienen el diseño de los de la antigua Indochina con las típicas velas de tela anaranjada con forma de aleta
Hasta aquí, Ha Long.
Pronto Hanói, ya sí que sí.
Un comentario sobre “Por fin, Hanói… Ah, no, esto es la bahía de Ha Long. Ups”